¿CÓMO SE UTILIZAN LOS PRODUCTOS QUÍMICOS
EN LA RESTAURACIÓN DE OBRAS DE ARTE?
La restauración de obras de arte es un
binomio entre el arte y la química. Comenzando por los pigmentos naturales de
las pinturas rupestres en las cuevas, los productos químicos se han utilizado
en el arte desde los tiempos más remotos. Hoy en día, los productos químicos
más modernos, como los disolventes, las resinas, los fungicidas y las siliconas
son imprescindibles para conservar el patrimonio artístico y cultural de la
humanidad.
La química y la física son la base
fundamental para decidir el proceso de restauración de las pinturas, las
esculturas, los tejidos e incluso los monumentos antiguos. Se utilizan unos
productos químicos muy sofisticados para restaurar, consevar y proteger todas
las obras de arte que lo necesitan, desde las esculturas y frescos de Miguel
Ángel, a los guerreros de terracota de Qin Shi Huangdi o la Estatua de la
Libertad. En los procesos de restauración se utilizan entre 120 y 140
sustancias o mezclas de sustancias distintas. Se comprende por tanto, que un
restaurador de arte debe tener unos estudios científicos sólidos para saber
cómo utilizarlos.
Restaurador de arte y auténtico experto
en química
El
proceso de restauración comienza con una evaluación global de la obra.
El restaurador, en estrecha colaboración con un especialista en historia del
arte, marca el contexto y la época en la que se creó la obra y estudia qué
técnicas y qué materiales se utilizaban entonces, y también, los mecanismos de
envejecimiento. Asimismo identifica los componentes de la obra: los pigmentos, colores,
aditivos, barnices, etc., antes de investigar las propiedades y los
comportamientos químicos.
A parte del vandalismo humano, los
objetos de arte sufren principalmente el perjuicio de la luz del sol, la
humedad y la mala conservación con productos inadecuados. La química servirá
para comprender por qué una obra de arte se deteriora, cómo ocurre a largo
plazo y cómo se puede impedir este deterioro.
Los restauradores de obras de arte,
deben identificar igualmente las mejores técnicas y materiales para proteger
las obras de arte que se exponen por todo el mundo. Deben tener en cuenta
cualquier posible detalle para conservarlas, como las condiciones
medioambientales, la temperatura y la luz durante el viaje, el mejor equipo
para manipular el objeto y las condiciones de conservación de la colección.
Conservación del patrimonio cultural de
la humanidad
Fijémonos por ejemplo en los
revestimientos a base de disolventes de alta calidad que se utilizan para
conservar el patrimonio cultural mundial, los castillos antiguos, las iglesias
y monumentos y las maravillas arquitectónicas modernas. En St. Petersburgo, en
Rusia, las condiciones clímaticas extremas y la polución causada por un enorme
entorno urbano habían perjudicado muy seriamente las fachadas del famoso
Palacio de invierno. Tras una cuidadosa investigación, se ha aplicado para el
proceso de restauración un revestimiento protector a base de disolventes
especiales, que le proporciona una capa muy sólida, resistente, impermeable y
además autolimpiable.
Fuente: XPERIMANIA